El Sanador, de Antti Tuomainen

Con la avalancha de novelas criminales nórdicas, separar el grano de la paja se ha vuelto tarea casi imposible; en parte porque lo único que diferencia a muchas de estas novelas es el nombre del protagonista y el paisaje de fondo.
De manera que, cuando uno se topa con una novela negra escandinava que se sale de esta norma, lo mínimo que se puede hacer es prestarle algo de atención.
lo que es llamativo de El Sanador es que se trata de una novela de ciencia ficción distópica con argumento policial. Me apresuro a decir que no es un capricho del autor: la trama se justifica por este futuro cercano pesadillesco, y éste es causa de los crímenes descritos en la novela. No es un asunto estético para proporcionar un trasfondo original o llamativo en el que poner a un investigador que podría moverse igual que, pongamos, en los años ochenta.
Este futuro inconcreto y cercano es el de un planeta Tierra en el que el cambio climático se ha desatado con todas sus consecuencias: partes de Helsinki se han inundado por la elevación del nivel del mar, la climatología es extrema, las infraestructuras fallan, la producción industrial se ha hundido, el paro es galopante, los servicios sociales no dan abasto, el estado se ha empequeñecido hasta la inoperancia y apenas existe una ley a la que atenerse (cabe preguntarse qué hubiera descrito Tuomainen de vivir en uno de los países europeos meridionales, donde en parte este futuro, aunque por otras causas, ya no es tan ficticio hoy en día).
En épocas de crisis extremas los movimientos mesiánicos funcionan bien. Y en una variante entre milenarista y psicopática, se han venido produciendo una serie de asesinatos cometidos por "El sanador", un apelativo que se refiere a un vago sentido de curación de una sociedad enferma, siendo la cura más que definitiva para los asesinados. Una periodista que investiga estos crímenes ha desaparecido, y su marido inicia su búsqueda, con permiso de una policía que tiene deserciones diarias y ya no dispone ni de personal ni de medios más que para investigar los crímenes más graves, y eso apenas. En esta situación, el inspector encargado de los asesinatos de El Sanador le revela que en la escena de los crímenes se ha hallado ADN de alguien oficialmente muerto hace cinco años.
La investigación criminal, siendo interesante, no es más que un recurso para llevarnos de la mano por un mundo sumido en una crisis social y económica. Una crisis irreprochablemente razonada, en el sentido de que se sucede A entonces suceden B, C y D. Esta visión es distópica, pero inquietantemente plausible, tanto más inquietante como para resultarnos familiar incluso hoy. No esperen un final feliz. Finlandia es el país con mayor tasa de suicidios de Europa, pero no sé si a eso se debe el pesimismo que invade esta novela. Y que es lógico que esté ahí. Hubiera sido demasiado cínico proporcionar un final feliz a los protagonistas en un mundo que se destruye de forma inexorable. En todo caso, admonición o expresión de unos temores demasiado reales, bienvenida sea esta ficción demasiado parecida a un mundo que conocemos muy bien y que en absoluto está bajo nuestro control.

(Parantaja)
Random House Mondadori, col. Roja y Negra
Barcelona, 2012 [2010]

Portada y sinopsis

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